martes, 31 de julio de 2012

"No he reparado en gastos"


Hoy he estado viendo Jurassic Park una vez más, ya no recuerdo cuántas veces lo he hecho. No es que sea mi película fetiche, pero sí una de mis preferidas. Por culpa o gracias a ella empezó la fiebre de los dinosaurios de los 90, inteligentemente aprovechada por Planeta de Agostini para sacar su colección " Dinosaurios: Descubre los Gigantes del Mundo Prehistórico". Los niños de mi pueblo fuimos corriendo en masa al quiosko más cercano para acabar con las existencias del primer número. Era de esperar, por 100 pesetas tenías unas gafas 3D de cartón, una tibia de Tiranosaurio y una revista de 30 páginas con fotos en relieve. En realidad a mí me importaban poco los dinosaurios, yo queria ver en 3D. En ese momento empecé a replantearme la historia de la técnología humana, si el celofán se inventó en 1924, ¿por qué hasta el 93 no nos habíamos dado cuenta de que si le colocamos a unas gafas de cartón trozos de celofan verde y rojo, podríamos ver en tres dimensiones? En fin, que después de mucho insistir mi padre nos llevó a unos Multicines de esos con salas dotadas de un sistema de sonido impresionante. Al principio de la película te hacían la demostración, primero empezaba un sonido como bajito y despues subía ñññiiiiinnnnnnnnnnnnn. Todo eso mientras ponían las letras en relieve con el nombre del sistema. El sonido aparecía por todas partes, decían que era envolvente, y efectivamente se podía oír algún rugido de dinosaurio que provenía del fondo de la sala.
Pero vayamos a la película. En la escena de la caravana, cuando el abuelete “buena gente” abre la botella de Moet mientras suelta su célebre frase " No he reparado en gastos", mi padre ya estaba roncando. En realidad creo que nunca ha visto una película completa, por eso le gustan tanto los Western de Canal Sur, visto uno vistos todos. En fin, tampoco me sorprendió lo mas mínimo. Después venía la escena más preciosa jamás filmada, esa en que con la típica musica de jurassic Park se nos muestra la belleza de la isla. En serio, la sensación de felicidad que me inundó al ver en aquella pantalla gigante esos paisajes no me la he podido borrar de la memoria.
Con el trascurso del filme empiezas a darte cuenta de que lo tiene todo. Una historia de amor entre los protas; mostrando el camino dialéctico del Macho en la aceptación de la paternidad como algo irremediable después de haber sido sugestionado por su propia Hembra; un matemático filósofo que lo sabe todo y suelta chistes ingeniosos e intelectualoides; un niño pesado, frágil pero en realidad valiente; una niña rubia mona en la edad del pavo y que por suerte para todos es una friki de la informática; un programador gordo y extravagante que lo jode todo por dinero y debe acatar la justicia poética al morir de forma desagradable; un abogado al que sólo le importan los beneficios y que acaba convirtiéndose en la cena del tiranosaurio; un hombre negro que fuma (este es mi preferido, aunque no entiendo por qué muere, supongo que nos querían enseñar que fumar mata); malos malísimos en forma de Tiranosaurios y Velociraptores; sin olvidar la típica escena del malo que viene corriendo mientras huyes y ves lo cerca que está por el retrovisor del coche.
Qué película! Qué trama! Qué efectos especiales!. Cuando salí de allí era una persona nueva, mucho más completa. Había aprendido todo lo que hay que saber en cuanto a Ingeniería Genética, podría presumir en el colegio diciendo que en realidad los dinosaurios no son antepasados de los reptiles sino de los pájaros; y además, si me encontraba con un Tiranosaurio en el parque, sabía que si me quedaba quieto no me podría ver. Me sentía libre, mi conocimiento sobre el tema era infinito.

Sin duda Parque Jurásico me marcó para siempre. Cuando la vi por primera vez yo tenía 8 años; desde ese momento cada vez que me he equivocado al introducir alguna contraseña en el ordenador, en la play o en el móvil, mi cerebro ha rememorado ese primer visionado mientras mis labios pronunciaban con vértigo y placer esta frase: “ha ha ha, no dijiste la palabra mágica, ha ha ha, no dijiste la palabra mágica”.

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