Una vida de películas

La experiencia fílmica, como cualquier tipo de experiencia, se enriquece con el recuerdo. Revisionar no es solo volver a ver, sino más bien disfrutar de otra manera. Una nueva forma de ver las cosas se presenta en las segundas, terceras y posteriores visiones. Las películas son un artefacto vivo en continua revisión hermeneutica. Revisionar películas antiguas es un ejercicio de autoconocimiento de nuestro yo, pero también el intento infructuoso de posicionarse en el tiempo. En suma, cuando revisionamos estamos poniendo de relieve el pasado, presente y futuro de nosotros mismos. Eso provoca vértigo y placer a partes iguales.



 GREASE



¿Qué hago yo haciendo una crítica cinematográfica sobre un musical? Creo que me estoy haciendo mayor y el tiempo no me está perdonando. Pero qué le vamos a hacer, la película me gusta, incluso Travolta me parece un tipo que tiene "algo". Respecto a Newton-John no se puede decir lo mismo, pero hace bien de niña pija tonta, al final es lo que tiene que hacer. 
 
Obviando que la mayoría del reparto roza los 30 años (la protagonista los rebasa...) y que hacen papeles de Instituto, el discurso del conjunto no supone un verdadero dislate. La edad de los protagonistas no importa, porque lo que estamos viendo durante la hora y media larga que dura todo esto es lo que tanto nos gusta al ciudadano medio del mundo occidental: La lucha entre mujeres y hombres. Toda ella es una oda continua y sin tapujos a los roles clásicos. A los hombres le gustan los coches, fardar, hacerse el gallito y alardear de su hombría. Por otra parte están las mujeres, superficiales a su manera, preocupadas del maquillaje, por el qué dirán y por agenciarse un macho fuerte y viril que les reporte felicidad y estabilidad económica. De estos enfoques tan antagónicos surge una historia de amor fruto de las calurosas noches de verano, representándose con abrazos, besos y palabras al oído en una paradisíaca playa al atardecer. Hasta ahí todo va bien, están solos y pueden ser ellos mismos, se quieren, se desean y se prometen amor eterno. Pero llega la tensión, el equívoco, el desencadenante de la trama: coinciden en el mismo instituto. Así que Travolta se hace el tipo duro, pasa de ella y le cuenta a sus amigos que en realidad sólo fue un rollete de verano (todo esto cantando, nada de subordinadas o frases complejas, sólo estribillos pegadizos). Ella por otra parte está muy decepcionada porque aquellos días tuvo la intuición de que estaba ante su príncipe azul. En fin, se suceden canciones de chicas y canciones de chicos: canciones de maquillaje y fiestas de pijama, canciones de chicos y escenas de coches. 


Como era de esperar el amor debe triunfar y por ello aunque hacen saber al mundo que ya no están pillados el uno por el otro, furtivamente intentan encender la llama del amor. En una de esas salidas furtivas Travolta le mete mano a la fémina, ella le deja claro que no es una pelandrusca y Travolta se siente como es obvio desilusionado. Más escenas de chicos y chicas que cantan y bailan. Una escena final donde travolta se juega la vida a 40 kilometros por hora y un final feliz donde todos cantan y bailan en grupo. Lo que no entendí muy bien es la estrategia conclusiva del film: el amor triunfa por fin cuando ella se viste de cuero y come chicle. Gracias a este sencillo pero acertado cambio de atuendo la relación puede salir adelante, ya que ella se ha convertido por fin en una facilona. 

Menuda trama. Alguien se preguntará el porqué de mi benignidad con este profundo y enrebesado film, a lo cual contestaré de una manera fácil y rápida: es una película superficial y lo muestra desacomplejadamente en cada escena. Es la clásica película de chicos VS chicas y no se esconde. El machismo se dignifica en cada fotograma sin tapujos. Es infantil y fácil sin pretensiones de ser mas que eso. En definitiva, una película ideada para ser lo que es: un musical facilón pero con gancho. Y eso me gusta.





 PARQUE JURÁSICO




Hoy he estado viendo Jurassic Park una vez más, ya no recuerdo cuántas veces lo he hecho. No es que sea mi película fetiche, pero sí una de mis preferidas. Por culpa o gracias a ella empezó la fiebre de los dinosaurios de los 90, inteligentemente aprovechada por Planeta de Agostini para sacar su colección " Dinosaurios: Descubre los Gigantes del Mundo Prehistórico". Los niños de mi pueblo fuimos corriendo en masa al quiosko más cercano para acabar con las existencias del primer número. Era de esperar, por 100 pesetas tenías unas gafas 3D de cartón, una tibia de Tiranosaurio y una revista de 30 páginas con fotos en relieve. En realidad a mí me importaban poco los dinosaurios, yo queria ver en 3D. En ese momento empecé a replantearme la historia de la técnología humana, si el celofán se inventó en 1924, ¿por qué hasta el 93 no nos habíamos dado cuenta de que si le colocamos a unas gafas de cartón trozos de celofan verde y rojo, podríamos ver en tres dimensiones? En fin, que después de mucho insistir mi padre nos llevó a unos Multicines de esos con salas dotadas de un sistema de sonido impresionante. Al principio de la película te hacían la demostración, primero empezaba un sonido como bajito y despues subía ñññiiiiinnnnnnnnnnnnn. Todo eso mientras ponían las letras en relieve con el nombre del sistema. El sonido aparecía por todas partes, decían que era envolvente, y efectivamente se podía oír algún rugido de dinosaurio que provenía del fondo de la sala.
Pero vayamos a la película. En la escena de la caravana, cuando el abuelete “buena gente” abre la botella de Moet mientras suelta su célebre frase " No he reparado en gastos", mi padre ya estaba roncando. En realidad creo que nunca ha visto una película completa, por eso le gustan tanto los Western de Canal Sur, visto uno vistos todos. En fin, tampoco me sorprendió lo mas mínimo. Después venía la escena más preciosa jamás filmada, esa en que con la típica musica de jurassic Park se nos muestra la belleza de la isla. En serio, la sensación de felicidad que me inundó al ver en aquella pantalla gigante esos paisajes no me la he podido borrar de la memoria.
Con el trascurso del filme empiezas a darte cuenta de que lo tiene todo. Una historia de amor entre los protas; mostrando el camino dialéctico del Macho en la aceptación de la paternidad como algo irremediable después de haber sido sugestionado por su propia Hembra; un matemático filósofo que lo sabe todo y suelta chistes ingeniosos e intelectualoides; un niño pesado, frágil pero en realidad valiente; una niña rubia mona en la edad del pavo y que por suerte para todos es una friki de la informática; un programador gordo y extravagante que lo jode todo por dinero y debe acatar la justicia poética al morir de forma desagradable; un abogado al que sólo le importan los beneficios y que acaba convirtiéndose en la cena del tiranosaurio; un hombre negro que fuma (este es mi preferido, aunque no entiendo por qué muere, supongo que nos querían enseñar que fumar mata); malos malísimos en forma de Tiranosaurios y Velociraptores; sin olvidar la típica escena del malo que viene corriendo mientras huyes y ves lo cerca que está por el retrovisor del coche.
Qué película! Qué trama! Qué efectos especiales!. Cuando salí de allí era una persona nueva, mucho más completa. Había aprendido todo lo que hay que saber en cuanto a Ingeniería Genética, podría presumir en el colegio diciendo que en realidad los dinosaurios no son antepasados de los reptiles sino de los pájaros; y además, si me encontraba con un Tiranosaurio en el parque, sabía que si me quedaba quieto no me podría ver. Me sentía libre, mi conocimiento sobre el tema era infinito.

Sin duda Parque Jurásico me marcó para siempre. Cuando la vi por primera vez yo tenía 8 años; desde ese momento cada vez que me he equivocado al introducir alguna contraseña en el ordenador, en la play o en el móvil, mi cerebro ha rememorado ese primer visionado mientras mis labios pronunciaban con vértigo y placer esta frase: “ha ha ha, no dijiste la palabra mágica, ha ha ha, no dijiste la palabra mágica”.

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